Las Caseras o "Nanny" como llama Sherlock Holmes a la Señora Hudson son una clase de personas bastante interesante.
Es fuera de lo común como es que Holmes se quejaba de que la Sra Hudson lo ignoraba y hacía todo lo posible para no entrar a su habitación, siquiera a dejarle el servicio de té. Ojala todas las caseras fueran iguales pero mi corta experiencia con estas personas que rentan espacios para vivir me ha enseñado que las cosas son todo lo contrario.
Mi trato con caseras comenzó hace poco más de un año, debido a que una amiga ya rentaba y su casera es la personificación de mujer chismosa. Supongo que al principio adjudiqué tal comportamiento a que vivía completamente sola, sus hijos están fuera del país y por lo que sé no tiene parientes cercanos y no teniendo vida propia se dedico a fisgonear la vida de los demás, y más de cerca, la de sus inquilinos.
En mi corta experiencia de independencia he tratado con dos caseras; la primera era una mujer bastante liberal, alivianada pero igual, algo entrometida, tan así que se convirtió en una especie de gurú para mí ya que fue la que casi me quitó el dolor de cabeza y dándome consejos, supongo también porque en mí veía a la hija que siempre deseo y nunca tuvo, pese a todo eso la señora me agradó.
La segunda y actual casera es una mujer mayor la cual ya demostró su interés malsano en mis actividades. No niego que es amable pero mira que vigilar de cerca no es muy grato, además de que es bastante estricta en cuanto a comportamientos y actividades después de las nueve de la noche. Para alguien que duerme poco y la noche la ocupaba para escuchar música no es algo grato, pero es aceptable. Supongo que debo agradecer a Hutchinson por tan buen invento ¿cierto?
Reese Hutchinson fue el inventor de los audífonos creo que en 1909 o 1910, aunque los auriculares para la música especialmente se patentaron por la empresa Beyerdinamic por ahí de 1930 o 1940 o algo así, no recuerdo bien; bueno, no importa.
El punto es que es notable cuando las caseras se ponen aún más perspicaces en cuanto a inquilinos jóvenes, pues ambas me recalcaron mi corta edad como para andar viviendo sola por propia voluntad e incluso creyeron que me había fugado de casa.
¿Qué hacer? soy bastante peculiar y me alegro por eso.
Ahora me pregunto cuál es su tolerancia en cuanto a experimentos en mi cuarto, practicar violín a media noche y probar medicamentos adormecedores con el perro, el cual por cierto después de un mes no deja de ladrarme, pero no siempre estará su dueña para cuidarlo y es entonces cuando morderé su oreja izquierda y hacer que me respete.
2 comentarios:
Oooh, Holmes... mi querido, querido Sherlock Holmes...
Yo quisiera una señora Hudson, me haría la vida más amena, porque vivir en una burbuja donde todo se pone de cabeza (tipo novela de García Márquez) aburre, sobre todo en invierno.
Yo creo que podrás experimentar con el perro. Yo tengo uno en casa que con gusto te ofrecería para inectarle cuanta cosa quieras, pero eso... es otra historia.
Nos vemos!!
Todo en nombre de la ciencia, claro.
Saludos, Lobita.
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