Cumpliendo con mi propósito de prestar atención a mis blogs que son escapes para las voces en mi cabeza y reflexiones que si bien algunas rayan en la locura son entretenidas, por lo menos para mí y sobre los temas más variados por la simple y sencilla razón de tomar el teclado y plasmar las ideas que se me vienen a la cabeza justo como lo hago ahora me dispongo a tratar un tema: El Miedo.
No cualquier miedo y sobre todo no el miedo universal porque para eso se necesita una vida entera y si al caso jamás se terminaría por la gran variedad de miedos que podemos llegar a desarrollar incluso en un sólo día.
El miedo es una emoción por lo regular considerada negativa, muchas veces es el muro que evita que te arriesgues respecto a todo, por otro lado es la malla de seguridad que te salva la vida, existencia o lo que sea. Mi opinión respecto al miedo es cien porciento relativa, todo depende, quizás por mi tendencia voluble, quizá porque temo las declaraciones inmutables, y ¿ese temor es malo? No lo sé.
Tratando de concentrar mi atención al objetivo del post es un miedo en particular: el miedo producto de la inseguridad.
Tarde o temprano todo mundo ha sentido aquel miedo que surge cuando caminas a media noche por calles solitarias y temes que en cualquier esquina salga algún maníaco que mínimo te pedirá tus objetos personales, en caso de las mujeres hay males peores que el hecho de que amenacen tu existencia, y ahora con la gran diversidad sexual y la aceptación de la misma, creo que los hombres comienzan a temer también por su integridad física.
Sólo me han asaltado una sola vez, para mi gran fortuna/desgracia, fue hace años y no fue nada grave, donde solo perdí un celular y doce pesos, aquello por lo bueno o malo de ser pobre, todo depende de la perspectiva.
Mi celular actual tiene una edad de cuatro a cinco años por lo que se ganó el apodo de chicharrón gracias a una compañera de trabajo, ahora mi objetivo es una Black Berry y tras expresar mi deseo en voz alta mi padre me dijo que no porque me la robarían.
Si tomara decisiones con el temor de que me lo van a quitar jamás saldría de casa, ni siquiera usaría mi reloj y se me hace una reverenda tontería no comprarme algo por el simple temor de que me lo roben, como dice mi hermana: Cuando te toca, te toca, no importa qué celular lleves encima (hace poco la asaltaron y le quitaron uno de sus celulares, el más viejo, aquel que precedió a los llamados tabiques y que en el mercado negro ya ni siquiera son rentables).
Ahora bien, mi casera me comentó que también le da bastante miedo salir a la calle por los asaltantes "por eso casi no salgo de la casa, me da mucho miedo"
Tal afirmación me lleva a pensar en el mundo de revés, ya sabes, en aquel donde los delincuentes estén libres y los buenos encerrados en la cárcel por seguridad.
No estoy de acuerdo con ceder a los malos nuestras calles y nosotros no recluyamos en nuestras casas, que si me preguntan, estoy de acuerdo con eso de tomar la ley en nuestras manos, sé que es medio salvaje y no es que quiera que sea como en Texas donde todo mundo ande cargando una Magnum, aunque aquí entre nos me gustaría una Winchester, aunque considerando lo que pesan y el tamaño no la hagan algo utilizable, como sea, el punto es que quiero una Black Berry.
No hay comentarios:
Publicar un comentario