Yo suelo ser puntual. Y si a eso le añadimos que soy algo impaciente, pues ya me dirás lo relacionado a hacerme esperar.
La regla formal es esperar máximo 30 minutos a una persona, después eres libre de seguir esperando o retirarte dignamente y con el plantón en la cara (a algunos les aparece una "L" bien grande. Ya saben qué significa)
La puntualidad es algo bien importante. Desgraciadamente es un rasgo que suele identificar a los mexicanos: Impuntuales. Y el sombrero y bigote es Speedy González y los frijoles en la mesa.
Lo último es mera popularidad no importante, pero lo de impuntual, ¡caray!, eso si que da pena. Algo así como el hecho de que en las películas mexicanas no se pueden dejar de lado las palabrotas, variando de un 40 a 90% del guión dedicado a una jerga vulgar, junto con las escenas de sexo no artísticas y en la mayoría de los casos innecesarias o fuera de contexto, claro; pero ésa es otra historia.
Yo no logro entender cómo es que la gente puede llegar a ser tremendamente impuntual toda su vida y no es que yo nunca haya llegado tarde a alguna reunión porque es algo imposible, más aún viviendo en la capital donde las distancias se miden en horas en el transporte público o privado, y no en kilómetros, pero al parecer la mayoría no tiene sentido o noción de puntualidad.
Cuando se trata de personas que no conozco siempre opto por tomarme mi tiempo con un margen de error de 30 min. Y si de plano me emociono hasta una hora antes ando llegando.
La primera impresión es importante para mí, pues mido cuán tarde o temprano llega el segundo a la reunión, tomando ésa medida de base, para la siguiente llego igual o tarde, porque a mi me choca esperar.
Es horrible que al mexicano lo tachen de impuntual, porque si bien soy consciente de que a veces la ciudad es un caos, también hay que tomar las medidas necesarias.
En el D. F. pasa un fenómeno bien curioso, la diferencia entre salir 5 minutos después o 5 minutos antes de la hora ideal se traduce a llegar tres horas después o una hora antes, respectivamente, éso por lo de la hora pico, y la inconsciencia de los conductores, no sólo de los transportistas, sino también de los de automóviles particulares, ninguno tiene sentido común, ambos provocando caos vial accidentes y retrasos a terceros, cuartos, quintos y el resto.
Una vez un maestro de probabilidad en el CCH nos platicó una anécdota/historia/corolario/whathever:
Había un hombre japonés que tenía un restaurante en el D.F., en el cual había empleados mexicanos, obviamente, los cuales tenían que entrar a laborar a las 8:00 am. Los empleados llegaban siempre a las 8:00 am en punto, pero el jefe no se los reconocía, por lo que los empleados le exigieron un bono de puntualidad, para que siguieran llegando temprano, a lo que el jefe contestó:
-Si ustedes siempre llegan tarde. En mi país, ser puntual es llegar media hora antes de la hora de entrada, además de que es una obligación ser puntual, no algo que se espere ser recompensado.
Dejando de lado la imagen marra del jefe, o el que muchos dirán que el jefe no se encuentra en su país natal, la verdad todos deberían pensar de ésa forma.
No es que nos merezcamos un premio por llegar temprano a trabajos o reuniones, sino que es nuestra responsabilidad y nuestro derecho exigirla. Simplemente piensen en estar esperando a una persona por más de media hora. ¿Cómo es que cedemos el control de nuestro tiempo a una persona que no se lo toma en serio?
Lo ideal sería ser respetuosos con el tiempo de los demás, respetar las horas y esperar que ésa mala imagen se nos quite.
Es absurdo que hasta para las reuniones familiares se citen media hora antes, pero lo peor es que pese a eso, aún así se llega tarde.
PD1. Sí, me dejaron plantada.
PD2. Soy de las personas a las que se les aparece la "L" ¡Rayos!
4 comentarios:
La puntualidad, uno de las virtudes que más valoro igualmente, bueno yo no vivo en el Df, así que tampoco me suelo encontrar con tantos contratiempos, pero tengo 2 reglas básicas: si el encuentro es en un lugar publico llego 15 minutos antes de la hora planeada, y si es en la casa de la persona a la que veré llegare 5 minutos después de la hora. También podría ser molesto llegar antes de que este completamente preparada.
Una vez espere 5 horas a una chica en una incomoda banca de parque, pero creo que no volvería a hacerlo nunca más, y si por casualidad llego a ser plantado me voy a disfrutar de mi día en soledad, un vino espumoso siempre ayuda
Graham
¿5 horas?
Increíble.
No hay nada que resulte mejor que los planes que nacen en cinco minutos de inspiración.
Me confieso un impuntual crónico en un mundo de iguales. Mis citas están cargadas de horas de camino, horas de espera, y horas de hacer esperar. Por esto, nunca salgo a ninguna cita sin un libro. Así, aunque me pinten la L, por lo menos pasé un buen rato, y si me dejen plantado se puede decir que no estuve del todo solo.
Sacar lo bueno de lo malo ¿no?
Me parece bien, Loku.
El libro nunca debe de faltar.
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