No Hard Feelings, February

Febrero, el empalagoso febrero.

Febrero es como el niño molesto embarrado de cosas pegajosas, y con el las personas siendo más imbéciles de lo normal, más estorbosas, menos conscientes y más irritantes. ¿Exagero? No, basta con que salgas un momento a la calle a un parque, avenida, estación del metro para encontrar a parejitas abrazadas estorbosamente en medio de la acera, pasillo, entrada y demás lugares públicos (la imagen lo dice todo).

Es imposble mirar un escaparate que no esté inundado de rosa en todas sus variantes y presentaciones en los articulos menos imáginados. ¿Has visto alguna vaca rosa? Ah, pues de esas ya hay en el mercado diciendo alguna frase de algún cerebro recuperándose de una lobotimía mal realizada.

No soy amargada, no soy aguafiestas y mucho menos estoy en contra de que la prole se da a la tarea de tomar un día para embarrar a todo el mundo de un espíritu más que hipócrita y que siendo sinceros me revuelve el estomago.

Me importaría un carajo si no fuera porque el día de mañana la gente se levanta con el único propósito de hacer una voz chillona, escuchar canciones del asco por motivos superfluos y con ganas de apresar a cualquiera entre abrazos sofocantes y palabras tontas.

Mi playlist (la cual se encuentra en mi otro blog: Aquí) es una recopilación de canciones que gustosamente cantaría no porque estén en contra de aquella palabra de cuatro letras (que si alguien se atreve a mencionar se merece una cita con la guillotina), sino porque se acercan más a mi versión de lo que las relaciones representan en los otros 364 días del año. Siendo honestos Amy Winehouse es una profeta consumada.

Esto no es resentimiento en contra de esa fecha, de hecho,febrero nunca había significado nada bueno ni nada malo, el único pero en su haber es el día de mañana. Para el martes todos estaremos en un día más de la semana, en un día más del mes, en un día más del año así que solo hay que aguantar la respiración y poner tapones en los oídos por lo que dure una estancia afuera, mientras dure el contacto con la masa de borregos regalando florecitas, ositos y demás cosillas ridículas que impulsa la economía del comercio informal.

En estos momentos lamento no tener alguna habilidad manual para elaborar cosillas y venderlas a precios exorbitantes a los bípedos enfermos... Aunque supongo que mi aversión contra el color rosa y cualquier otro tono friega-retina me impediría realizar cosas "adecuadas" para la vendimia. ¡Una verdadera lástima!