martes, marzo 08, 2011

Lo Que Nunca Cambia

Todo mundo ha pasado por esa parte de la escuela en que nos obligan a trabajar en equipo, ¿cierto?

En estos trabajos hay tres tipos de integrantes en los equipos:

Los de relleno: Aquellos que se necesita para completar el equipo pero que su única función es dar su nombre en la portada del trabajo.

Los productores: Los que ponen el presupuesto para llevar a cabo el trabajo, llámese impresiones, engargolados, carpetas, las tortas, etc.

Los realizadores: Los que hacen el trabajo y por lo regular es una persona. Si el equipo es grande tal vez haya otro acomedido que funcione como mano derecha.

Por lo regular siempre he pertenecido a los del último grupo, en primera, por mi naturaleza controladora (mandona, pues) y porque solía ser la que le interesaba más la calificación.

También era la que rogaba porque me permitieran hacer los trabajos sola, porque no soy muy sociable, porque soy muy diferente, pero más que nada porque no confiaba en los demás ni en sus capacidades intelectuales y algunos profesores salían con la jalada de que "hay que aprender a trabajar en equipo". ¡Ah! los profesores y su ingenuidad académica.

Una vez fuera de la escuela uno piensa que se libró de los trabajos en equipo, se libró de estar sorteando las fallas y faltas de los demás para un beneficio para el grupo. Ni lo sueñen.

Ahora se llaman compañeros de trabajo y suelen comportarse de una manera igualmente inútil que en la escuela, el incumplimiento es algo que no desparece en el ámbito laboral y uno no se escapa de estar sorteando la ineptitud de los "compañeros de trabajo" para terminar las labores y evitar que tu jefe te riña por las faltas cometidas por otros.

No, estudiantes que leen mi blog y se preparan para unirse a la masa laboral: a veces uno se da cuenta de que ciertos aspectos de la vida van a cambiar, pero este es uno de los que prevalecerán a lo largo de su carrera, incluso si eres el jefe, pues dependes del trabajo de tus empleados. De una u otra forma, estamos jodidos.

¿Qué se hace en esos casos?, se preguntarán.

Particularmente, primero maldigo mi suerte y a la colectividad, después maldigo a los compañeros y termino maldiciendo a la humanidad; imagino varias formas en cómo podría llegar el harmageddon y destruirlos. Una vez un poco tranquilizada veo las formas y las posibilidades que hay de que yo pueda arreglar sus desastres o a quién pedir ayuda. Si puedo todo termina ahí, si no se puede trato de subrayar las faltas de los demás, lavarme las manos y delegar responsabilidades (¿Checaron el lenguaje laboral?, businessman, baby).

No siempre funciona lo anterior, a veces no puedes evitar el que tu jefe te mire queriéndote asesinar antes de que puedas explicar las circunstancias y claro está, no puedes librarte de sentir las presiones si es que tienes algo de responsabilidad fluyendo en tu interior y esto por lo regular va con algo de injusticia como aderezo.

En lo personal creo que la individualidad está subestimada.

4 comentarios:

Brujo Malo de Ningún-Lugar dijo...

Opino lo mismo, es horrible/práctico/encabronante tener que hacer las cosas uno a solas cuando en teoría se es parte de un equipo. En esos casos (osea todos) es mejor conseguirse "rellenos" que simplemente no estorben, en vez de aquellos que, no conformes con no hacer nada, se atreven a criticar el trabajo que no hicieron.

Mar dijo...

¡Ah! me faltó ese rubro por considerar, BMdN-L.

Lamentablemente jamás nos libraremos de esa terrible circunstancia.

Maju dijo...

Mak, primera vez que te leo.
Coincido, no lo niego...
Me sumo a los dos ultimos grupos(me toman de boluda importantemente, incluso en grupos grandes), pero eso apsa por saber hacer las cosas.
Te sigo. Me encantó el blog...
Besote!!

Mar dijo...

Hola Maju.

Me alegro que ta haya gustado.