La sala del cine se encontraba casi llena, habíamos elegido un par de asientos a la orilla de una fila pero al notar que la pantalla se veía tan pequeña optamos por descender unas cuantas filas, así que con nuestras palomas y Ice bajamos para apañar unos lugares privilegiados cuando un tipo nos preguntó:
-¿Ya se van?, ¿Están feos esos lugares?
-No. Sí.
Contestamos. El tipo se acomodo en aquellos sitios con su pareja. Pobres, no íbamos a compartir el secreto de haber encontrado buenos lugares.
Los dos asientos de la orilla (y nuestros favoritos) ya estaban ocupados, entonces elegimos los siguientes para estar lo más centradas posible, fue entonces que ocupé mi lugar y comencé a degustar mis palomitas alegremente. Los cortos aún no comenzaban y todo mundo hablaba.
Al principio no presté atención a nada más que no fueran mis palomas y qué cortos vería hasta que las voces de las tipas sentadas a mi lado llegó a mis oídos. Una conversación de lo más desesperante: Calorías y ensaladas de pepinos.
Traté de ignorarlas pero no pude evitar escuchar que ni siquiera un chicle se compraban por la "azucar" en ellos, ¿Alguien ha escuchado Trident? Bueno, no todo mundo. Minutos después pasaron a las palomas de maíz y fue cuando comencé a preocuparme y a quejarme, un temor comenzó a crecer en mí: "¿Y si a media película me quitan mis palomas para comenzar a contabilizar las calorías en cada una?" pensé y después de quejarme repetidas ocasiones con Tiffa me dijo:
-Pásate a este lado, mira, el amigo está solo.
-Todo sea por salvar mis palomas- me dije y cambié de asiento. Ambas nos ocupamos de conversar mientras comenzaba el filme, entonces me percaté de la cara del tipo de al lado, esa que yo pondría cuando hay gente molestando a media película, pero aún no había comenzado ni siquiera los cortos aunque lo comprendí. Su novia llegaba en esos instantes cuando le comentaba a Tiffa mis observaciones, la joven iba con la charola repleta de chucherías y Tiffa me dice:
-Se lo merece, qué bien que deje a la novia cargar con su comida ¿no?. ¡Qué caballeroso!
-¡Oh!- dije- mi misión de esta noche es ser la Divina Providencia. So Great!!
¿Y qué hice el resto del filme? Lo más desesperante que una puede hacer sin que la callen (en teoría): Toser.
Efecto colateral y que no pude evitar y prever en mi gran misión como la Divina Providencia fue Tiffa quien me mando a un lugar sobrepoblado en exceso por estar tosiendo. Nada personal pero es que esa noche tenía una misión importante en la vida. Como Simon: Jebús me hizo con un propósito que no cualquiera entiende ni puede hacerlo. Soy bien especial.
Entonces caí en la cuenta de los hechos que me habían obligado a acercarme a mi destino. Me cae que Jebús trabaja de formas bien... ¿patéticas?
Todo por mis palomas.
2 comentarios:
Encontre tu blog por casualidad, muy buena entrada, supongo que yo tambien haria lo que fuera por mis saladas y grasosas palomitas.
Saludines
Uf! Me alegra no ser la única.
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